Flotaba un ambiente pacífico, sin temor. Todo era muy extraño, sacado, casi, que de la cabeza de algún enfermo de manicomio. Era bonito en cierto modo. Pasó un instante en aquel lugar, hasta que un ser mitad caballo, mitad lobo se abalanzo sobre él en gesto amistoso y le hizo caer al suelo. Justo en ese momento, se despertó sobresaltado.
Al recordar aquello rió disimuladamente. Observó a su alrededor aquel apartamento, oscuro, sombrío, frió. Y decidió que viviría por siempre en los sueños, allí era feliz y podía ser lo qué quisiera ser."
Fotografías: Monasterio de Simat de la Valldigna y alrededore.