Cada golpe le dolía. Uno tras otro tras otro, a cada cual mas doloroso.
La realidad superaba con creces la situación. Progresivamente decidió
bloquear los sentimientos, las caricias, los "te quiero". Sin culpa
alguna, a aquello ya se le veía el fin.
La ocasión requería
lágrimas, llantos y luto, pues se iba a escribir una nueva pagina de
dolor. Cargada de miradas, de besos, de momentos, de ilusiones. Aquel
dia, lo recordaba cruel. Como si le arrancasen las alas, le cortaran la
libertad y le obligaran a quedarse en tierra. Aquel dia... le dolió en
lo mas hondo, el alma.Fotografías: La antigua Avidesa. Alzira