Solo entonces se dió cuenta de todo lo que vivió, tanto bueno como malo. Se dió cuenta de que aquella felicidad momentánea se debía al acompañamiento de alguien querido. Ese alguien le enseñó que la felicidad no estaba en alguien situado a su lado, si no dentro de sí mismo. Y aún así lo extrañó. Lo extrañó mucho. Pero él ahora estaba en el presente y no pudo hacer nada.
Fotografías: La gola de el Pujol.
Precioso.
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